sábado, 16 de junio de 2012

Mi psicólogo me recomienda I

Bueno, empece terapia, OTRA VEZ, la tercera es la vencida quizás?. No lo se, pero hay algo que me gusta de esta terapia y es que a medida que voy expresando cierta inquietudes o pensamientos, EL (?) me va recomendando lecturas, ya que exprese desde un principio mi pasión por la literatura y la filosofía. Y como este es un blog sobre mi visión, mis gustos etc, me parece oportuno ir publicando aquellos textos que me recomienda. De mas esta decir que en los filósofos encuentro mejores respuestas que en cualquier medicina. Y si... menos prozac y mas platón gente!


El texto proviene del escrito "Así hablaba zaratustra" de Nietzsche, el apartado se llama (tiene diferentes nombres según la traducción) "Las Tres Metamorfosis", "De las tres transformaciones" o"Las tres transformaciones del espíritu"






 " Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.
  Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, de carga, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.
  ¿Qué es pesado?, así pregunta el espíritu de carga, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que lo carguen bien. ¿Qué es lo más pesado, héroes?, así pregunta el espíritu de carga, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije. ¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?
  ¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria? ¿Subir a altas montañas para tentar al tentador?37.
  ¿O acaso es: alimentarse de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad? ¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los consoladores, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?
  ¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de sí las frías ranas y los calientes sapos?
  ¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian38 y tender la mano al fantasma cuando quiere causarnos miedo?
  Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu de carga: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.
  Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa y ser señor en su propio desierto.
  Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.
  ¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? «Tú debes» se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice «yo quiero».
  «Tú debes» le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una de sus escamas brilla áureamente «¡Tú debes!».
  Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así: «todos los valores de las cosas - brillan en mí».
  «Todos los valores han sido ya creados, y yo soy - todos los valores creados. ¡En verdad, no debe seguir habiendo ningún “Yo quiero!”» Así habla el dragón.
  Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?
  Crear valores nuevos - tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse libertad para un nuevo crear - eso sí es capaz de hacerlo el poder del león.
  Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.
  Tomarse el derecho de nuevos valores - ése es el tomar más horrible para un espíritu de carga y respetuoso. En verdad, eso es para él robar, y cosa propia de un animal de rapiña.
  En otro tiempo el espíritu amó el «Tú debes» como su cosa más santa: ahora tiene que encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de su amor: para ese robo se precisa el león.
  Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacer? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?
  Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.
  Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.
  Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño. - -"


  

miércoles, 6 de junio de 2012

La libreta roja III

Todo aquello que niego, es lo que realmente soy.
Todo lo que callo, es lo que habla de mi.
Pero no soy negación
y tampoco soy silencio.
Tampoco soy aquel disfraz de palabras y acciones que intentan callar el silencio.
Soy la bocanada de aire que tomo para hablar,
y aquel aliento que sale de mi, cuando decido dejar de hablar.
No soy la que baila, si no el corazón que late al bailar.
Soy eso, porque es de lo único que puedo estar segura,
es lo único que siento propio.
Soy esa acción de vivir que me va matando
Soy una paradoja.
Un no se, a una pregunta que aún no logro formular.